El historiador israelí Shlomo Sand niega que Israel tenga la voluntad sincera de acabar con el conflicto mediante una paz justa
¿Israel se fundó sobre principios democráticos? ¿Puede justificarse
la existencia de Israel a partir de antiguos derechos históricos?
¿Israel se defiende de Hamas? ¿Israel quiere realmente la paz? Son
preguntas que atentan contra consignas oficiales ampliamente difundidas
en Occidente, y a las que da respuesta uno de los intelectuales
israelíes más controvertidos: el historiador Shlomo Sand (Linz, Austria,
1946), profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv. Hijo de judíos
polacos, supervivientes del Holocausto; veterano de la Guerra de los
Seis Días (1967) y autor del polémico ensayo
Cómo y cuándo se invento el pueblo judío
(2008), Sand demuestra con su análisis que pueden mantenerse posiciones
reflexivas y tolerantes aun en los momentos más difíciles de tan largo y
sangriento conflicto.
Fuera de Israel,
muchas personas se preguntan cuáles son los obstáculos que impiden la
creación de un Estado multiconfesional, con capital en Jerusalén. Pero,
en Israel, parece que nadie respalda esta opción. ¿Existe una corriente
palestina favorable a esta solución?
Hace 130 años, la población
árabe ocupaba toda Palestina. En ese tiempo, ¿qué hemos hecho los
judíos? Confinar a los árabes en dos reservas indias, una hostil (la
Franja de Gaza) y otra por el momento relativamente amistosa
(Cisjordania). Hemos negado a ese pueblo su existencia como nación y su
derecho a crear una entidad política. Ése es, seguramente, uno de los
mayores obstáculos para la paz.
La solución de un Estado único
tiene una justificación moral evidente, pero no una viabilidad política.
Después de tantos años de ocupación y guerra (se trata del conflicto
más largo de la historia contemporánea), no creo en la posibilidad de un
solo Estado. Me parece una propuesta infantil, sobre todo porque Israel
es la sociedad más racista del mundo occidental. A mi entender, la
solución estriba en dos estados con las fronteras de 1967, uno israelí
—no específicamente judío, sino israelí, de todos sus ciudadanos— y otro
palestino. Además, creo que ambos estados deberían unirse en una
confederación, al cabo de cierto tiempo.
Antaño, la izquierda
radical palestina abogaba por un solo Estado, pero actualmente esta
facción ocupa una posición totalmente marginal entre las fuerzas
políticas palestinas.
"Israel es la sociedad más racista del mundo occidental" Israel
fue creado según los principios democráticos occidentales. Sin embargo,
los ciudadanos árabes israelíes han denunciado en muchas ocasiones la
vigencia de leyes étnicas discriminatorias.
Israel
no se fundó sobre los principios políticos democráticos al uso en
Occidente. Es cierto que la cultura política israelí es relativamente
liberal. Pero Israel, desde sus orígenes, se definió como Estado judío,
no como un Estado de ciudadanos, judíos y árabes. ¿Qué quiere decir, en
democracia, "Estado judío"? No hay que olvidar que millón y medio de
israelíes no son judíos, sino árabes. Me gusta poner como ejemplo el
conflicto entre Catalunya y España: el Estado español no se define como
exclusivamente castellano, admite una realidad cultural catalana.
Yo
defino a Israel como una etnocracia liberal. ¿Y por qué liberal? Porque
ciertamente es pluralista, de otro modo yo no podría ser profesor en la
Universidad de Tel Aviv.
En la línea
argumental del filósofo y escritor israelí Yeshayahu Leibowitz
(1903-1994), ¿piensa usted que la ocupación de los territorios
palestinos ha corrompido a la sociedad israelí?
No estoy seguro de
que sea exactamente así. El problema radica una vez más en el carácter
etnocéntrico del Estado judío. Más que corrompido, creo que el Estado se
ha vuelto cada vez más cínico, y creo que la corrupción de la sociedad
se ha hecho más visible, pero ello ocurre en la mayoría de los países en
estos primeros tiempos del siglo XXI.
Muchos
europeos son acusados de antisemitas cuando critican la política de
ocupación israelí, pero muchos israelíes son estigmatizados en Europa
como genocidas cuando defienden la existencia del Estado de Israel,
incluso si defienden un diálogo sincero con los palestinos para alcanzar
un acuerdo de paz definitivo.
Hay muchos israelíes que están contra la ocupación y la guerra actual, tanto sionistas como no sionistas.
A
pesar de los abusos cometidos; de la ocupación de los territorios
palestinos, que ha sido una tragedia; y de su política belicista, yo
defiendo la existencia de Israel como Estado. No porque le reconozca los
derechos históricos que reclama, sino por el solo hecho de su
existencia, y también porque cualquier intento de hacerlo desaparecer
traerá consigo nuevas tragedias.
Yo comparo el origen de Israel
con el de un niño que nace a raíz de una violación. Israel nace de la
violación de la población árabe local, pero ya no puede desaparecer.
Acabar con el conflicto obliga también al reconocimiento de un Estado
palestino, hecho que Israel sólo acepta con la boca pequeña.
Un
crimen abominable, el asesinato de tres adolescentes israelíes, dio
lugar a un crimen no menos repugnante, el asesinato de un muchacho
palestino. La reacción del Gobierno israelí ante el primero de estos
sucesos fue militar, no policial, como hubiera sido normal ante actos de
esta naturaleza.
Ante todo debe decirse que Hamas no tuvo nada
que ver con el asesinato de los tres colonos israelíes. Sin embargo, esa
fue la excusa para que Israel atacara nuevamente Gaza con toda su
fuerza militar.
Previamente a este suceso, Israel había vuelto de
detener aproximadamente a la mitad de los activistas de Hamas liberados
en 2011, a cambio del sargento Guilad Shalit. Volvió a arrestarlos sin
ninguna prueba contra ellos. Era una declaración de guerra y Hamas no
podía dejar de responder.
Hamas me parece un régimen espantoso
por la islamización forzada de la sociedad, pero tiene motivos para
reaccionar, del mismo modo que la Unión Soviética tenía razones para
defenderse de la agresión nazi en 1941, aunque la dictadura estaliniana
fuera aún más espantosa que la de Hamas.
Por otra parte, me
parece buena señal que Hamas haya renunciado a las acciones terroristas
que practicó en el pasado, y eso a pesar de los daños que Israel está
causando a la población civil de Gaza. Israel ha roto todas las reglas
del juego.
"Hamas tiene motivos para reaccionar"
La
memoria es un elemento constitutivo fundamental de la personalidad
individual y colectiva. Cuando hay tanta herida abierta en ambos bandos,
¿es posible negociar y llegar a acuerdos? ¿Cómo pueden superarse estos
sentimientos enfrentados?
Estoy de acuerdo en que existe la
situación sobre la que me pregunta, pero usted sabe que la memoria no es
un mecanismo automático, sino un contenido elaborado. La memoria
colectiva es completamente diferente de la memoria individual, en tanto
que producto de la educación; la construyen los maestros, los
historiadores... Si usted da crédito a los libros escolares de Israel,
verá que cualquier soldado israelí puede considerarse descendiente
directo de los guerreros del rey David. Muchos israelíes creen que su
historia ya fue escrita hace 3.000 años. La educación fabrica la
identidad colectiva actual. De ella también dependerá el futuro, y por
ambas partes.
Hamas es un componente
esencial del movimiento palestino, pero, aparentemente, no se presta a
ningún acuerdo con Israel. ¿Cómo puede solventarse esta situación?
¿Hamas aceptará finalmente la existencia de Israel?
Estoy seguro
de que Hamas llegará a aceptar la existencia del Estado de Israel según
las fronteras de 1967, al igual que hizo en su momento la Organización
para la Liberación de Palestina (OLP). Pero Israel, a mi entender, no
quiere realmente la paz, porque se niega a reconocer cualquier forma de
soberanía palestina sobre su propio territorio. Así lo mostró su acción
contra la Flotilla de la Libertad (mayo de 2010). Puedo entender que la
Marina israelí controlara aquellos barcos, para asegurarse de que no
llevaban armamento, pero luego debía haber permitido que la flotilla
siguiera rumbo a Gaza. Acciones así muestran que Israel representa un
papel teatral de falso diálogo.
Yo quisiera que Israel aceptara
las condiciones de tregua solicitadas por Hamas, es decir, el
levantamiento del bloqueo impuesto a Gaza. Desde hace ocho años, Gaza
está completamente aislada del mundo, por culpa de Israel y con la
complicidad actual de Egipto. Creo que es un compromiso de obligado
cumplimiento para construir una paz verdadera.
Marwan
Barghouti, uno de los líderes de la segunda Intifada palestina
(2000-2005), que está preso en Israel desde 2006, ha sido presentado en
muchas ocasiones como la persona capaz de conducir un proceso de paz
estable. Una suerte de Mandela palestino. ¿Qué piensa usted sobre
Barghouti?
No conozco personalmente a Barghouti, pero soy laico y
estoy convencido de que es una personalidad de futuro; espero que sea un
buen adversario político frente a Hamas. Por desgracia, no tiene ningún
peso político actualmente, debido a su condición de preso.
¿Cree
usted que asistimos a un fortalecimiento del integrismo religioso en
ambos bandos? ¿Están perdiendo protagonismo los sectores laicos?
Como
les he dicho, yo soy laico. Creo que unir política y religión es una
perversión, y que introducir la religión en el conflicto solo puede
conducir a la catástrofe. Por desgracia, el conflicto está aumentando la
influencia islamista en la sociedad palestina, del mismo modo que crece
la influencia religiosa judía en la sociedad israelí. El principal
peligro no estriba en que la gente sea religiosa, sino en que lo sea el
Estado; cuando la religión desborda el ámbito privado para tener una
dimensión nacional, el enfrentamiento se agudiza.
Se dice que Gaza posee yacimientos de hidrocarburos y que Israel se niega a ceder su explotación a los palestinos.
"Israel representa un teatro de falso diálogo ayudado por EEUU"
Creo
que solo son suposiciones. La raíz del problema de Gaza no es material,
sino ideológica, y estriba en que Israel se niega a reconocer la
existencia de una nación árabe palestina. No quiere aceptar la evidencia
de la presencia del pueblo palestino, y no puede soportar ninguna
expresión de independencia en Palestina. Israel no quiere la paz, pero
representa un papel teatral de falso diálogo, ayudado por los Estados
Unidos y ante la pasividad de Europa.
¿Los colonos judíos de los asentamientos cisjordanos representan un grave obstáculo para la solución del conflicto?
Los
colonos no deben ser un obstáculo para la paz. En la Universidad de Tel
Aviv hay estudiantes nacidos en los asentamientos que se muestran
críticos con la ocupación; sin embargo, sus raíces están en las
colonias. ¿Cuál es la solución? Puesto que creo en la posibilidad de dos
estados soberanos pero confederados, del mismo modo que hay árabes
israelíes, los colonos podrían quedar en sus asentamientos como
ciudadanos palestinos.
¿Cuál es su balance final acerca de la situación en que se haya el conflicto?
Por
supuesto, sigo creyendo en el diálogo entre palestinos e israelíes.
Pero mi visión es muy pesimista en estos momentos. Pienso que el proceso
de paz necesita una ayuda exterior; necesitamos que Europa salga de su
pasividad, porque el tiempo apremia